Releo los cuentos que hasta ahora he escrito con los perros y sus amos como protagonistas, y no me arrepiento. Incluso es probable que reincida. Pero al mismo tiempo siento cierta inquietud o desasosiego. Porque no ignoro, lo tengo presente, que hay perros sin los cuales a sus amos vivir se les haría muy cuesta arriba.
También podría escribir cuentos con este tema. Que no lo haga, no es porque ignore esta realidad. De la cual, por otro lado, ya hay gente que habla y escribe. De hecho, mucha más gente de la que habla desde la perspectiva que yo lo hago.
Todas las voces son necesarias y, en un caso así, si una es minoritaria, creo que está bien reforzarla, darle más presencia, para que no quede invisibilizada, inexistente.
Insisto: hay perros, lo reconozco, lo subrayo, lo repito, lo reitero, que ayudan a que las dificultades, los sufrimientos y las tristezas de algunas personas sean más llevaderos (y no me refiero ahora a los perros "trabajadores": los perros pastores, lazarillos, policías, etc.).
Pero luego, también hay muchos perros que infantilizan vidas, que las vuelven insolidarias, que las atontan. Y de estos, cada vez hay más. De hecho, su aumento geométrico es una especie de epidemia.
Actualmente, salir a la calle y ver tantos perros, cada vez más perros, y pensar también, sea dicho de paso, en todos los recursos que consumen, a mí me produce bastante tristeza. Ver estos "seres-objetos", tantos, cubiertos de atenciones, al servicio de las carencias y egoísmos de sus amos, más atendidos que muchas personas en situaciones de precariedad...
A mi me produce extrañeza, además de tristeza. Y creo que está bien comentarlo, aunque no sirva de nada. Explicarlo, no quedarse callada por miedo a "lo que puedan decir los amigos y amigas de los perros". A los cuales, es obvio, no les gusta, incluso les ofende, este otro punto de vista.
Naturalmente, los perros, este, aquel, el otro, no tienen responsabilidad alguna, sobre estos desaguisos: quienes guisan los desaguisos son sus amas, sus amos. Son ellas y ellos, obviamente, quienes tengo en la cabeza cuando escribo los cuentos sobre perros que escribo.
En fin, está claro que esto de hoy no es un cuento. Es solo un comentario, quizá una justificación, relacionada con algunos de los cuentos que he ido escribiendo. Me parecía adecuada la inclusión, aquí, de esta reflexión. Ahora ya está, misión cumplida.
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PD: Hacía tiempo que me apetecía explicar lo que acabo de explicar, y finalmente me he decidido después de leer "Esto no se dice", de Alejandro Palomas, un libro de contenido duro y desolador, y que también alberga luminosidades. Un libro para mí importante, incluso imprescindible, a causa del tema tratado, y además literalmente magnífico. Y con perros entre algunos de los protagonistas principales.