Nacido conéjido e inscrito como tal en el Registro General de Especies, al cabo de unos años se sintió reptílida, y cuando se aprobó la Ley de Libre Circulación y Tránsito, inició el proceso para transformarse en lagártida. Pero más adelante se dio cuenta de que su verdadero ser sentido era de culébrida, y se hizo amputar las patas.
Feliz con su nuevo y hermoso cuerpo, mientras tomaba el sol tan a gusto no advirtió el vuelo de un halcón peregrino hambriento, que al divisarla, raudo y veloz la atrapó entre sus garras. Y se la fue zampando a bocados, tan contento, sin que le importara un comino que fuera conéjido, lagártida o culébrida.
Moraleja: si hace calor, pon el ventilador.