Después de revisar los libros, entre otros, de Roald Dahl (Charlie y la fábrica de chocolate, Matilda), Enid Blyton (Los Cinco, Los Siete Secretos), Hergé (Tintín) y Astrid Lindgren (Pippi Calzaslargas), con la finalidad de actualizarlos y evitar que su lectura siga contaminando y traumatizando las tiernas y frágiles mentes infantiles, la Comisión Cultural para la Higiene Moral Infantil ha empezado, con el mismo objetivo, la revisión de los Evangelios.
Ya están claras las primeras y más urgentes adaptaciones que hay que introducir. Por ejemplo: Jesús ya no morirá crucificado en la cruz y chorreando sangre a causa de los clavos, la corona de espinas y la lanzada, sino en la cama de un hospital, sin sufrimiento gracias a la administración de morfina, atendido amorosamente por unas monjitas y con una perfumada corona de rosas y jazmines en la cabeza.
En cambio, el proyecto de revisión con el mismo criterio del Antiguo Testamento de momento tendrá que esperar, a causa de su complejidad, de las muchísimas modificaciones que ya está claro que será necesario introducir, para que sea apto para la lectura infantil. El consenso es general, sobre que la versión original (llena de iras divinas, venganzas, genocidios, flagelos, pestes bubónicas, torturas, asesinatos, esclavitudes, etc.), puede provocar graves daños emocionales en los tiernos e inocentes lectores infantiles.
De manera preventiva, siguiendo las directrices de la Comisión Cultural para la Higiene Moral Infantil, mientras no se lleven a cabo las revisiones previstas, tanto el Antiguo Testamento como los Evangelios serán retirados de las bibliotecas escolares.