A la hora de acostarse una mamá gorrión cuenta a su pequeño gorrioncito un cuentecito cortito, pequeñito, tan diminuto como una pulguita.
Y el pequeño gorrioncito protesta y le dice a su mamá:
-No se vale, quiero un cuento grande, grande, grande como una ballena o un elefante.
Y la mamá gorrión piensa que el gorrioncito tiene razón, se sienta en la cama, y empieza a contar un cuento largo como un río y lindo como un prado de flores.