La Virgen lavaba pañales, y los tendía en el romero, los pajarillos cantaban... Y de pronto, apareció un rabino furioso y le dijo:
-¡María! ¿Cómo se te ocurre lavar los pañales y tenderlos en el romero precisamente hoy, en Shabat?
La Virgen María, avergonzada, le dijo que se había despistado. Le dijo que lo sentía profundamente, que se le habían acumulado muchos pañales del Niño Jesús, y que con tantos pañales sucios se había angustiado.
La Virgen María le dijo al rabino que no volvería a ocurrir. Recogió todos los pañales y regresó a casa. Y no volvió a lavar pañales en Shabat.
En fin, no volvió a lavar en Shabat hasta unos años más tarde, cuando se convirtió al cristianismo. A partir de entonces, los días que tuvo prohibido lavar pañales fueron los domingos. Pero entonces el Niño Jesús ya no era un niño, por lo que a la Virgen Maria ya no le era necesario lavarle los pañales.