Perroboby saca a pasear su humano, Manolo, para que retoce un rato en el humancán del barrio. Allí Perroboby se encuentra con Perraluci, que ha ido con sus dos humanos, Lucilda y Bruno.
Perroboby y Perraluci, mientras observan con satisfacción como sus humanos juegan y corretean, hablan de razas. Salta a la vista que Manolo es un Mediterráneo Sevillano, muy alegre, mientras que Lucilda y Bruno son Nórdico Noruegos, de carácter más reservado.
En el humancán también está Perraprincesa, con su Íngrid, un cruce de Americano Cubano y Africana Congoleña. Íngrid es una humana bonita, juguetona y curiosa.
A Perroboby, Perraluci y Perraprincesa les encanta hablar de humanos. Les gusta hablar de las distintas razas, de criadores de razas puras, y de los posibles cruces. También hablan de los piensos para humanos, y de las galletitas, y de los amaestradores de humanos, y de correas y arneses, y de las peluquerías y los médicos para humanos.
Por otro lado, Perroboby, Perraluci y Perraprincesa tienen una queja común: coinciden en que algunos humancanes no estan muy limpios, y claro, esto es un peligro, porque si llevan sus humanos a un humancan, entonces estos corren el riesgo de pillar enfermedades o parásitos. Por ejemplo piojos; porque ya se sabe, que los humanos pillan piojos con facilidad.
En fin, que en un humancan, escuchando las charlas de los amos y amas de humanos, son muchas las cosas que se pueden aprender.