07 agosto 2022

Todos



Todos somos hijos de Dios.
Excepto los gordos, claro.
Y los bizcos.
Y los negros.
Y los extranjeros. 
Y los calvos.
Y los gitanos.
Y los tontos.
Y los pobres.
Y así, como los hijos auténticos de Dios
ya no somos tantos,
Él nos puede atender mejor a nosotros,
los elegidos.
Porque no ha de repartir su atención
entre tanta gentuza.